Historia
En Portugal, existe un tesoro culinario que ha conquistado los paladares de todo el mundo: los pasteis de nata. Estos pequeños pasteles de crema son una auténtica delicia y se han convertido en un emblema de la repostería portuguesa.
La historia de los pasteis de nata se remonta al siglo XV, cuando fueron creados por los monjes del convento de los Jerónimos, en Belém, cerca de Lisboa. Durante años, mantuvieron la receta en secreto, pero con la disolución de los conventos, la vendieron a la pastelería "Pasteis de Belém", que aún hoy en día sigue siendo famosa por sus pasteles.
La elaboración de estos deliciosos pasteles requiere habilidad y experiencia. La base consiste en una masa hojaldrada y crujiente, que se extiende en moldes individuales. La crema, hecha con yemas de huevo, azúcar, leche y vainilla, se cuece a fuego lento hasta alcanzar una textura suave y sedosa. Luego se vierte en los moldes y se hornean a alta temperatura hasta obtener un dorado perfecto.
El resultado es una combinación única de sabores y texturas. La masa hojaldrada se deshace en la boca, mientras que la crema de huevo ofrece una dulzura y suavidad irresistibles. Al servirlos, se espolvorean con canela o azúcar en polvo para realzar su sabor.
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